Hamilton, 'el Maquiavélico'

MIRADOR // EMILIO PÉREZ DE ROZAS

Sé que a muchos catalanes empieza a caerles bien Fernando Alonso porque lo están puteando. Nunca entendí por qué les caía mal. A mí siempre me ha parecido un grandioso campeón. No voy a salir en su defensa, ni lo necesita. Simplemente sigo considerándolo uno de los grandes y, no por sus récords de precocidad, sino por su listeza, profesionalidad, picardía y manos, unas manos que forzaron la jubilación de Michael Schumacher, el monarca de Ferrari, desde un equipo pequeño, tan pequeño como Renault.Estoy deseando que a alguien se le ocurra incluir, en ese voluminoso contrato de 80 folios que el bicampeón firmó con el impresentable Ron Dennis, una cláusula que le permita abandonar ese equipo de estirados, de bobos vestidos de Hugo Boss, simplemente porque su comportamiento atenta contra el nombre y futuro del bicampeón. Es hora de dejarlos a todos tirados, con su niñito mimado Lewis Hamilton al frente del Mundial, de esta pantomima, de este espectáculo sin reglas o con unas reglas que se improvisan la noche antes de la carrera.Nadie, absolutamente nadie, puede echarle en cara nada, absolutamente nada, a Alonso, que se ha comportado inmaculadamente desde que llegó a McLaren. Ni siquiera cuando se dio cuenta, de inmediato, que se había metido en la boca del lobo. El bicampeón no solo está luchando contra el imperio rojo de Ferrari, sus trampitas y manipulaciones periodísticas. Está peleando contra la FIA (el único perjudicado de este fin de semana, ¡el único!, ha sido Alonso, que se limitó a obedecer), contra McLaren (espero que Mercedes diga algo pronto) y contra la familia Hamilton, pues el papelito de Papuchi empieza a ser patético. No sé si McLaren, no sé si Mercedes, no sé si ambos, no sé si la FIA, no sé si el imperio británico o sus influyentes medios de comunicación tan necesitados de un campeón, pero alguien, o todos, están impidiendo que Alonso se mida, de tú a tú, con Hamilton. En un campeonato donde quien sale primero llega primero (ha sucedido en 7 de las 11 carreras que se han disputado), al asturiano no paran de putearlo. Rezo porque ese contrato lo haya redactado el bufete Cuatracases.

Un artículo demodelor que expresa una opinión certera, la de todo un especialista en el género como lo es EMILIO Pérez de Rozas.

ACTUALIZACIÓN: el editorial de El Periódico tampoco se queda corto y expresa su opinión en una línea muy similar. Nadie calla. Bueno, sólo Hamilton, claro. Pero el que calla otorga.

Y es que indudablemente no faltan razones para atender a una situación alarmante en el circo de la F-1. Una situación que clama al cielo por injusta. Hamilton, el niño mimado, el protegido, el beneficiado, el novato, sonrie maliciosamente, sabedor de que ostenta privilegios que pilotos de primer nivel como Fernando Alonso no han obtenido jamás. Lo peor de todo es que se beneficia perjudicando a su propio equipo, a su protector, al deporte-circo y, sobre todo, a su compañero. No, no hay derecho.

ACTUALIZACIÓN 2: Hamilton niega estar "en guerra" con Alonso